Desayuno con mi padre |
(Este es mi segundo review, el anterior es de El Zaguán, Tlaquepaque, Jalisco.)
Este pasado domingo, salí de votar con el dedo manchado a las 11h30. ¿Qué hacer? Desayunar, por supuesto. Desayunar tarde, ojalá fuera algo de todos los días.
Andaba sola con mi papá y terminamos sentado en el Kreef que queda por el POPS de la escalón, sobre la bien apodada "Calle del Kreef". "Compartamos unos huevos benedictinos", me dijo mi papá.
Y así fue: un espresso doble para él, un café americano para mí y los huevos estaban bien. No excelentes, pero bien. El punto de cocción de los eggie-weggies estaba perfecto y el jamón también muy bueno y las papas, ricas; pero faltaba algo. Mi papá no estaba a gusto con que el pan no eran muffins ingleses y mi paladar sintió que no era salsa holandesa. Si fuera salsa holandesa hecha con yemas de huevo, vinagre y mantequilla, no tendría ese sabor a queso. Esta salsa es más láctea.
Creo, pues. No sé.
Igual me la pasé bien en mi desayuno poselectoral del domingo pasada, y podría volver a probar otro desayuno.
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